top of page

La la land (La Ciudad de las Estrellas)

Barcelona, 6 de abril del 2018.

Tras conseguir una copia y haber evitado perder el tiempo y el dinero en el cine, me dispuse, hace apenas unos días, a visualizar este film. Como mucho el coste iba a ser perder los primeros 20 minutos y pasar a ver otra película que no me pareciese una mierdecilla, por decirlo suavemente.

Por suerte no fue así y tuve la suerte de visualizarla en mi cine y no en un monitor de ordenador donde la altura de un personaje es de un palmo y el sonido deja mucho que desear.

Me encontré frente a una obra maestra y la visualicé tres veces seguidas en tres días. Luego me dispuse a leer las críticas y debo remarcar que el 90% de lo que encontré fue favorable. Incluso algunos coinciden en mi opinión de que se trata de una obra maestra. Cabe decir que he escuchado opiniones de gente de la calle y opiniones de críticos profesionales. Todas ellas suelen coincidir en que nos encontramos frente a una obra que hacía años no se producía.

En primer lugar cabe citar el género del musical clásico que está bastante perdido. Hemos visto intentos como "El fantasma de la ópera" o "Los miserables" que no pueden calificarse de obras de arte, salvo "Los miserables" en su versión de teatro que sí lo es. Me esperaba una obra similar a las de Fred Astaire y Gene Kelly u otro "West Side Story" más avanzado en cuando a técnica. Nada más lejos de la realidad.

En primer lugar citaré que la técnica cinematográfica es correcta, ya no pueden hacerse muchos movimientos de cámara nuevos porque simplemente, en los tiempos que corren, las tres dimensiones espaciales han sido perfectamente rodadas desde hace décadas.

Los temas musicales mezclan temas clásicos de este tipo de musicales con jazz, canción ligera e incluso funky. Lo cual, musicalmente tiene mucho nivel. No voy a caer en la tentativa de comparar este musical de carácter clásico con otras producciones más enfocadas en los rincones escondidos de un personaje como Pinky en "The Wall" ni en bailes como "Flashdance", "Dirty Dancig" o "Breakdance". No, "City of Star" intenta mantener un estilo clásico adornado de una gran variedad de colores en una época actual, en la que aparecen teléfonos móviles, pero que nos transporta a los años 50.

Se ha criticado que el nivel de baile de los protagonistas no es comparable a otras producciones clásicas pero yo me remito al guión. Una chica que sueña con ser actriz y un chico que sueña con salvar el jazz no tienen porque ser profesionales del baile. Además añadiré que sus virtudes cantando no son comparables a las de un Freddie Mercury o Whitney Houston. Y me remito de nuevo al guión en el que los personajes no tienen nada que ver con sus carreras como cantantes. En resumen, se nos muestra una situación y unos personajes que son reales y que día a día nos los encontramos frente a la difícil y frustrante vida de los artistas del mundo del espectáculo donde la frustración por el fracaso es muy grande y los problemas del éxito también son muy duros.

La fotografía es muy buena y cabe destacar la iluminación. Nunca hablamos de la iluminación como arte ya que, en cine, se entiende que forma parte del departamento de fotografía. En este caso, cabe destacarla. Me llama mucho la atención el uso de potenciómetros para oscurecer secuencialmente una escena o darle luz, dejando visibles únicamente los elementos que nos interesan. Dicha técnica la usó Igmar Bergman en "La flauta mágica" y en "La la land" tenemos varios ejemplos. Tanto la iluminación básica como la complementaria y espectacular están llevadas de forma magistral.

Otro tema que me llama la atención es el montaje ya que, a veces mantiene planos y contra planos de larga duración de los actores en los que apenas, por no decir nunca, hay diálogos. Esto, que era habitual en el cine mudo, se recupera en esta obra y ensalzan, sobretodo, la magnífica interpretación de la actriz.

Y para finalizar me gustaría alabar lo que nadie dice. Me refiero al guión. Recomiendo que si el lector no ha visto el film deje de leer esta crítica ya que voy a contar detalles que podrían dar pistas sobre los desenlaces.

A menudo los cineastas decimos que en una película exponemos dos más dos y que el resultado lo decide el espectador. En este caso nos encontramos en algo similar. En ocasiones, ni siquiera los guionistas ni directores sabemos el resultado o se nos exponen resultados en los que no hemos pensado y que bien pueden ser ciertos. Lograr esto es hacer sentir más allá de lo que sentimos los artistas al presentar una obra.

Hay quien visualiza la película de una forma secuencial. En mi caso, y cada vez que la veo de nuevo descubro más conceptos sobre mi forma de ver el film, no estamos frente a una historia secuencial sino frente a dos historias. Una es la realidad, la que sucede con los diálogos y la otra es la de los sueños, la que sucede en las coreografías. En la vida real la gente no va bailando por las calles por ello, mantengo que las escenas de baile, la mayoría, son sueños despiertos de alguno de los protagonistas. De hecho, si las quitamos, veremos que la película funciona perfectamente.

El final te transporta a un sueño del que el espectador no puede bajar y el director nos devuelve a la realidad con tal ingenio como lo hacía Edgar Allan Poe mostrando el desenlace de un cuento de terror en las últimas dos líneas. Algo, que se mire como se mire, deja al espectador destrozado. Los que empezamos a ver las escenas de baile como sueños despiertos de los protagonistas, coincidimos en que la última escena es el sueño del protagonista. En otras escenas es la chica la que sueña y supongo que deberé visualizarla más veces para ir descubriendo más detalles. Sea como sea, es una película para verla muchas veces antes de que se convierta en algo cotidiano en nuestro corazón.

Un consejo para su visualización es el de procurarse una buena sala de cine, con buen sonido (imagen grande, potencia y calidad) además de estar predispuesto a verla, relajarse, dejarse llevar, soñar y abandonarse a un estado hipnótico. De no poder visualizar la película de esta forma; hacerlo en un televisor, con gente  que nos distraiga o pensando en nuestros problemas, aconsejo no perder el tiempo ya que como todo arte, produce sensaciones ya sean placenteras o lo contrario. Acudir al arte para quedarse igual, es perderse uno de los placeres de estar formidable vida que combina la creación de la naturaleza y la creación de las personas.

bottom of page