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El huelguista ferroviario, su hijo y la madre que lo parió

Son las siete en punto, en el vestuario de urgencias del hospital de Bellvitge, de un miércoles. Me cambio y me dirijo a mi quirófano para empezar mi jornada de cirujano de urgencias. Los miércoles suelen ser unos días bastante tranquilos, entre otras cosas, porque los accidentes de tráfico suceden, en mayor número, los fines de semana.

 

Lo que parecía que tenía que ser un día tranquilo se rompe al llegar con cuatro horas de retraso la enfermera jefe, Vanesa. Al parecer, hay huelga ferroviaria. La pobre, además, ha tenido que discutir con el jefe de cirugía quien le ha dicho que es su responsabilidad el llegar con puntualidad al trabajo y que por ello, va a tener una penalización en su sueldo.

 

Tras intervenir a diversos pacientes, sobre las doce del mediodía, llega una mujer en ambulancia sangrando por la boca, víctima de una cirrosis aguda. La acompaña su hijo, un hombre de unos cuarenta años que va bastante bebido y alarmado por la situación.

 

  • ¡Por favor, atiendan a mi madre que se está muriendo! - Decía el hombre, medio tambaleándose por la embriaguez...

  • Menos mal que estamos de huelga ferroviaria y un vecino me ha avisado, mientras estaba en la taberna, tomando unas cervezas con unos amigos, sino mi madre estaría desangrada.

 

Tras pasar el registro en el hospital, Vanesa le da prioridad a otros ancianos que están, al igual que la madre del ferroviario, luchando entre la vida y la muerte, a pesar de que éstos llegaron posteriormente. Al cabo de unas horas, la señora muere desangrada.

 

Se preguntará el lector qué culpa tenía la madre de toda aquella situación. En respuesta os diré que es la misma que pueda tener cualquier trabajador al coger el ferrocarril diariamente para ir a trabajar, o sea ninguna.

 

También se preguntará el lector sobre el título de este capítulo, donde no se ha hablado del hijo del ferroviario. No es en vano, ya que por casualidades de la vida, su hijo tuvo un ataque de apendicitis al día siguiente y Vanesa tuvo que darle prioridad a otros niños en igual situación, a pesar de que éstos también llegaron más tarde. Evidentemente, el niño murió...

© 2018 por Daniel Bayona.

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